Soy la Patria
En época de reivindicaciones, debo decirlo... Soy Patria todos los días.
Es simple detenerse a pensar la historia.
Los grandes pensadores dirán que no es cierto. Ejecutarán sus análisis anacrónicos, determinando el orden de los acontecimientos, las causas y consecuencias de las acciones de unos y otros, dilucidarán reflexivamente si fue el impacto de la Independencia de las colonias británicas, si las reformas borbónicas, si la Revolución Francesa, o si en ese orden, o de manera aleatoria.
Lo cierto es que algo más de dos veces al año, casi obligados por la conciencia, nos detenemos a pensar en La Patria.
Y he llegado a interesantes conclusiones, un poco rebeldes, irrespetuosas y valientes.
La Patria soy yo.
Soy yo y la mirada que tengo del otro, el encuentro con el otro, es decir somos el otro y yo.
La Patria soy yo cuando me duele.
La Patria soy yo cuando grito, sufro, reniego.
Cuando disfruto, me emociono y vibro también soy la Patria.
Soy la Patria satisfecha y la Patria con hambre.
La Patria de pie y la Patria caída.
La Patria que educa a pesar de todo.
La Patria que cree firmemente que las infancias son la Patria.
La Patria que sueño, la real y la que me enseñaron de chica, que quizá sea una mezcla de ambas.
La Patria con la que me encuentro, a menudo hostil, en ocasiones violenta.
La Patria de puertas abiertas, ayer, hoy y mañana.
La Patria del norte, del sur, del este y el oeste.
La Patria que se esconde en el Río y en los mares, donde yacieron muchas otras Patrias.
No tiene sentido seguir construyendo nociones abstractas de Patria.
Basta con mirarme todos los días y darme cuenta que a pesar de todo
mis raíces,
mi historia,
mis luchas,
mis conquistas,
mis pérdidas,
las batallas que libro cada día y que no están en ninguna página de la historia.
Al igual que la tuya, al igual que tu historia.
Porque si la Patria soy yo, la Patria sos vos también.
Seamos Patria.
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