Raíces y lectura: la memoria comunitaria.
Dice Laura Devetach: “Los actuales criterios de globalización
nos llevan, en los países latinoamericanos, a que descalifiquemos aún más
ese bagaje privado y compartido. Lo importante es poder operar y reflexionar
sobre el interjuego de estos elementos, sobre nuestra lengua, la escritura, la
lectura, aquí y ahora. Y sobre todo cómo enriquecer la textoteca de nuestros
chicos para que su bagaje no sea sólo bagaje masificado” (Devetach, 1999).
Se trata de ir al rescate de las raíces comunitarias, que se genera en la cultura
de lo cotidiano; darlas a luz, ponerles voz. En Oficio de palabrera, sostiene
también Devetach que: “la región no es solamente la flora, la fauna o la limitada
simplificación de algunas costumbres. La región es el lugar en el que se produce
y asienta una cultura de tipo participativa. Una red de mecanismos,
estructuras, procedimientos, modalidades, vida” (Devetach, 1991).
EL MAESTRO LECTOR: LA BIBLIOTECA INTERIOR. Comunidad de lectores.
El maestro se acercará a los libros con su propio bagaje, su historia, los lazos que lo conectan con los libros y lo relacionan con las diferentes circunstancias y sentimientos de su infancia. Se conectará con otros lectores, los niños, para integrar una comunidad de lectores con el fin de desglosar esas significancias e interpretaciones particulares. Se trata de abrir el silencio de la lectura –que también puede ser muy placentero en ciertos momentos– y de que los significados atribuidos sean escuchados. No se puede transmitir el “placer por leer” del que siempre se habla, pero si generar un espacio de lectura compartida, de intercambio posterior alrededor de lo que se ha interpretado, generando la idea de una comunidad que comparte el momento y espacio ameno en el cual se lee.
Literatura al servicio de?
La actitud lectora se construye leyendo, hablando, compartiendo en un espacio de confianza. En ese sentido, la literatura como otra orma de arte no pretende enseñar, no pretende moralizar, cerrar un pensamiento unívoco. La literatura tiene valor en si mísma y no siempre debe estar ligada a otros contenidos o áreas. Por otro lado, aunque no lo pretenda, la literatura siempre tiene algo para decir; permitirá conocer nuevas palabras, contextos, objetos y lugares a los que no estamos acostumbrados y nuestros niños tampoco, y al respecto no debemos tener miedo en buscar libros que permitan ese acercamiento a lo desconocido. La literatura tiene voces que susurran y que nos modifican en muchas de nuestras estructuras, pero no debe ser esa nuestra finalidad sino que es inherente al acto mismo del leer. Historias, moralejas, valores, formarán parte quizá, de ese intercambio posterior entre la comunidad de lectores, pero no deben constituirse en pretexto para la elección o no de un texto.
El salto: las hipótesis de lectura
A veces ocurre que vemos a los niños interesados en el texto que estamos leyendo, y de repente interrumpen, acotan, buscan recapitular. Acá es importante ver que si los niños se muestran interesados en el clima de la narración, quizá están exponiendo alguna duda, algo que no les quedó claro, o quizá están hipotetizando sobre el final o lo que está por venir. Hacerlos callar no es la solución, como “voz” del libro, el maestro deberá reencauzar ese interés o la paciencia de esperar lo que el libro tiene para decir. De todas maneras, ese compartir lo que se piensa que puede pasar, esas hipótesis, no dejan de ser una actividad interesante de intercambio entre la comunidad lectora.
En este sentido, la relectura cobra relevancia. Se relee para volver a vivir algo que nos interesó por alguna razón de placer
o incluso de displacer. Es para volver a entender, a quitar otra capa, a solucionar lo que quedó “picando” luego del tiempo de lectura. Y entonces, volvemos a la importancia de leer lo que está escrito, sin cambiar términos ni expresiones.
La relectura o renarración constituye un campo de encuentro donde podemos volver a vivir el cuento y terminar de cerrar algunas cuestiones que al niño, o a nosotros mismos, pudieron quedarnos abiertas.
Variedad de situaciones de lectura.
Umberto Eco en Lector in fabula (1981), un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar. Las situaciones de lectura son todas aquellas que permiten a los niños acercarse a un libro, desde la exploración, la lectura solos o en grupos, la narración por parte del maestro, padres, abuelos, familiares. No siempre estos momentos resultan como los planeamos en nuestro imaginario, pero servirán a nuestro fin primero: el acercamiento del niño al texto, la construcción de la actitud lectora, aunque esto signifique a veces releer ese libro que tantas veces ya hemos leído, a pedido de los niños.
La trama previa: el paratexto
Lomos, tapas, contratapas, títulos, subtítulos, epígrafes, índices; ilustraciones, tamaños de letras, constituyen un sistema de claves que facilitan al proceso de interpretación textual. Son los paratextos, aspectos relativos al libro que como docentes debemos trabajar en el nivel, ya sea para facilitar en el niño la elección de un texto de acuerdo a la información que necesita o para elegir un libro que desea leer. Los niños han construido ciertas hipótesis a partir de los paratextos, por ejemplo, al manipular un libro y anticipar su contenido de acuerdo a la ilustración de la tapa. Es importante formalizar y familiarizar a los niños con esos elementos y lo que cada uno de ellos significa en relación al texto. Un autor, ilustrador, una editorial, las semejanzas entre el lomo de un libro y otro, o las diferencias entre los títulos pueden permitir al niño anticipar no sólo las características del texto sino también las funciones del mismo, en el caso de los textos informativos.
Los desafíos del camino lector
Es importante nutrir a la comunidad lectora con toda clase de textos: poéticos, narrativos, informativos, libros, revistas, diarios, que abran la diversidad de recursos y estrategias dentro de la sala. No todos los libros tienen que ser ilustrados, y no todos los libros deben transmitir un mensaje, pero sí todo momento literario debe estar apuntado al goce estético.
Hay textos desafiantes que parten de algunos absurdos, o que permiten ver las cosas cotidianas con otros ojos, por ejemplo, ojos de animales: permitirán correrse del propio eje y enriquecer las interpretaciones y modificaciones mutuas que se generan durante el acto de la lectura.
Los libros-objeto
El libro.-objeto es aquel que posee una estructura diferente a la convencional, siguiendo con una idea prefijada por parte del autor para favorecer el contacto con el texto.
El libro-objeto no es un juguete. La manipulación que requiere es en función de la construcción de sentidos a partir de su lectura. El espacio de despliegue, el soporte, presenta otra entrada posible, otra trama. La forma que toma ese espacio
está en relación con la historia que desarrolla y no se limita a abrir ventanas o a apretar botones o a que sea de tela o de plástico para usar en la bañera, objetos todos ellos que son, en realidad, juguetes con forma de libro y, por lo tanto, destinados a otro uso que no es la lectura, que no es la construcción de sentidos.
Ejemplos: libros de doble entrada, libros con finales alternativos en cuatro facetas, libros con partes ocultas.
La organización de la biblioteca
La organización de la biblioteca varía desde las posibilidades del mobiliario. Sin embargo, podemos hablar de una organización dinámica que vaya variando de acuerdo a una temática o a un proyecto. Lo importante es que la biblioteca “aliente” al niño en la búsqueda del libro que desea encontrar, para ello debe ser prolija y permitir la visualización de los ejemplares. Eso no quiere decir que en ocasiones no presentemos cajas con libros, mezclados, para que el niño hurgue y elija.
Es interesante la visita a bibliotecas o librerías para ver ciertos modos de organización del material, interactuando con los niños en este proceso.
Los ejemplares que puedan hacer sido realizados con los niños, será interesante sumarlos a la biblioteca de la sala para que entren en circulación y se jerarquicen ante los ojos del niño.
Abrir ocasionalmente la sala para que entren padres, madres,
abuelos, vecinos que canten, narren, lean, recuerden y compartan con los alumnos
y con nosotros sus experiencias, su historia y su herencia cultural puede
ser un buen punto de partida para otros eventos.
Se trata entonces de generar encuentros en donde el material del que disponemos,
sea mucho o poco, entre en circulación por afuera de la sala hacia
la comunidad, que genere otras ganas y otros movimientos para satisfacer
esas ganas. Encuentros en la sala en donde los chicos puedan leer en los
brazos de sus padres y sus abuelos. Encuentros en los que se puedan ir construyendo
comunidades lectoras amplias, con lecturas múltiples en el sentido
amplio del término.
Commentaires