Para curARTE mejor...
“El arte es terapéutico, transforma la angustia en algo vital”
Marta Minujín
En esta obra colectiva, creada utilizando las redes como puente entre el artista y el espectador, Marta fue condensando los días de angustia vividos a causa de la pandemia mundial.
Día a día fue pegando pequeñas tiras, en vivo con sus seguidores, hasta lograr una obra que hoy se expone en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires.
¿Qué mensaje nos quiere transmitir?
Lo primero que debemos preguntarnos es si, necesariamente, detrás de cada obra existe la intención subyacente o explícita del artista por decirnos algo. O si simplemente en su existencia, el arte ha denotado desde los principios de los tiempos la capacidad de captar la esencia de las personas y movilizar estanterías.
Aquí debiéramos permitirnos hacer dos análisis interesantes, que nos pueden ayudar en relación al trabajo con nuestros alumnos.
El artista es su obra. Vive y respira su obra, por lo cual si enseñamos a nuestros alumnos y alumnas a conocer a los artistas de manera adecuada, sin preguntas obvias ni abordajes copiones, podemos ir descubriendo... ¿Qué me quiso decir este artista? ¿Qué ocurría en el momento socio-histórico en donde fue concebida su obra?
El otro análisis necesario, es aquel en el que debemos "olvidarnos" del artista por un rato y concebirnos como espectadores activos, que construyen sentidos propios, que ponen en juego su propia emocionalidad al momento de encontrarse con la obra.
Artistas de vanguardia han basado su obra en este último eslabón creativo: el que une al artista con el lector de la obra, en el momento único de encuentro. En ese instante mágico, todo nuestro bagaje cultural se pone en juego. No somos una nada frente a algo, somos un todo frente al todo de un otro que se perpetúa en la obra.
Aprender a descubrir estas construcciones de sentido, estos encuentros únicos e irrepetibles, tiene su aporte ineludible a la diversidad.
En esta obra Pandemia, de Marta Minujín, el lugar del espectador fue tan activo que en cada uno de esos mínimos retazos se esconden historias, pérdidas, encuentros... Quizá esa sea la posibilidad que el arte nos plantea hoy: encontrar un camino para curarnos mejor.
Si alguien cambiara el orden de esos retazos, cambiaría definitivamente la obra.
No habrá nunca dos miradas iguales, dos obras iguales, dos lecturas iguales, dos artistas iguales. A pesar de los esfuerzos de algunos que, errados de camino, piensan que cuanto más se parece a la obra original, más ha aprendido el niño.
Lo único que le habremos enseñado es a pensar que hay una única forma válida de hacer las cosas.
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