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La vivencia estética


Pensar en el Arte implica pensar en la representación.

El Arte no es sino una representación de la realidad, como nos deja entrever la maravillosa obra de René Magritte "Esto no es una pipa".

En la expresión artística se conjuga la visión de la realidad, matizada por la subjetividad. Es importante tener en cuenta que acercar a los niños a la vivencia estética del Arte dará un resultado de este proceso: la visión y representación de la realidad en cualquier forma que tome.

Las vanguardias, por ejemplo, pusieron en juego cuestiones subjetivas y relativas a la propia naturaleza humana y arrojaron como resultado imágenes bien diferenciadas del arte figurativo tal y como se lo venía conociendo.

Así es como pasamos de esto...

a esto...

La vivencia estética hace referencia al impacto, al asombro que un objeto despierta en el sujeto. Es ante todo la captación sensible que pone en acto todas las capacidades del hombre: las perceptivas, los sentidos internos y externos, la inteligencia y la afectividad, en un mismo momento.

La obra de arte nos impacta sensiblemente, y ante ellas podemos vivenciar el goce estético, el placer por lo bello, acorde a las emociones que en nosotros despierta.

Podemos describir tres fases en este acercamiento:

  • El primer instante o de ruptura, cuando el arte quiebra lo cotidiano y nos llama a contemplar, a sorprenderse. Es una fase emotiva y estimulante, pero pasajera.

  • La segunda fase es la que aporta datos sensibles e imaginarios, remueve recuerdos, asocia la memoria, la fantasía, la historia. El objeto percibido se compara, se asocia, se relaciona.

  • La tercera fase forma el "objeto estético", la representación interna del objeto contemplado, que involucra al yo personal.

  • La cuarta fase es el objeto representado imaginariamente, que existe para la apariencia.


Conocer estas fases nos ayudará en el caso de la docencia a entender los procesos creativos de los niños cuando les presentamos una obra de arte, y comprender que la reproducción no existe ni debiera existir, pero sí existe la representación, que conjuga estos procesos de visión, imagen interna y expresión plástica.

La pipa no es una pipa, como nos anticipa Magritte, es la representación de una pipa involucrando todas las vivencias estéticas antes mencionadas.

Cuando un niño toma un papel y herramientas, luego de la observación, representará todo el conjunto de experiencias y emociones que lo unen al objeto observado. Será importante no perder esto de vista.

Continuaremos abordando esta idea en las próximas entradas.

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