¿El fin de una era?
Habiendo (sí, amo el gerundio) transitado un año de desesperante y constante adaptación, volvemos a las salas donde mucho de lo que hacíamos está puesto en jaque.
Casi como las hojas que vuelan con el viento, el cuaderno de comunicados de Jardín tambalea entre el pasado y el olvido.
Se van con él millones de notas, notitas, notones...
Que hoy se volcó el jugo mientras tomaba la merienda...
Que se peleó en el recreo y tuvo que reflexionar...
Que mordió, pero forma parte de su forma de conocer el mundo...
Que está muy triste porque su abuela se fue de viaje...
Que esta semana no estamos, te aviso por si lo notás un poco raro...
Que vamos a investigar sobre Frida, si alguien tiene material puede traer para compartir...
Que para el acto del 25 necesitamos traer una lata de dulce de batata, vacía por supuesto...
¿Está todo bien por casa? la notamos un algo caída...
Junto con la concepción tradicional de vínculo Jardín Familia que históricamente nos ha habitado, la discusión instaurada alrededor del cuaderno de comunicados (ahora que lo pienso, no sé si me gusta mucho su nombre) viene a ponernos en interpelación lo que parece el final de una era...
Una era donde no sabemos si los abrazos volverán algún día...
Donde pasamos de el discurso "todo se comparte" a "nada se comparte"...
Donde la socialización es un proceso que se vive a metro y medio...
Donde la duda es tan grande que no hay lugar casi para las certezas...
O quizá la única certeza es que caminaremos en la duda...
Me pregunto si esto es el comienzo de una era, o si ya no es lo que era, o si no será lo que era...
Si esta era que comienza, en algún momento, quién sabe cuándo ni cómo, será barrida por una nueva era de tremenda fuerza, donde abunden los cuadernos repletos de notas, los abrazos, los chupetines compartidos, las dramatizaciones, los juegos de tocarse y descubrirse, y todo lo que pretendo muy desde el fondo que vuelva...
Después de todo, los seres humanos hemos vivido de era en era desde que comenzamos a existir...
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