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ABRIR LA PUERTA PARA IR A JUGAR

El patio es un lugar muy recordado en nuestras memorias escolares. Patio de juegos, de recreos, son algunas de las denominaciones que aluden a una amplia gama de espacios delimitados o destinados al tiempo libre en la Escuela, en todos sus niveles.

¿Cuál es la historia del patio escolar? ¿Qué sueños o preocupaciones están en su origen? ¿Cuándo aparece la idea de que niños y niñas debían tener un espacio para jugar en la escuela y cómo su fueron definiendo sus características?Abrir la puerta para ir a jugar

La preocupación acerca del espacio escolar siempre estuvo relacionada con a organización del tiempo y el uso de ámbitos particulares. Antes de que se pusiera la atención en el patio, el descanso dentro de la jornada escolar se hacía en la calle o en espacios abiertos cercanos. De a poco, la escuela fue encerrándose, definiendo muros, llaves y espacios internos que marcaban una separación con el afuera. Así, al entrar a ella, se entraba a un lugar con reglas propias que permanecía cerrada o a otras manifestaciones sociales. De ese modo, jugar en el patio de la escuela pasó a ser distinto a jugar en otros lugares.

Veamos como surge entonces la idea del juego y sus funciones socioafectivas y educativas.

Hacia 1820, los británicos Samuel Wilderspin y David Stow diseñaron patios modelos con instrucciones para la supervisión de alumnos en las horas de juego.


Estos patios tuvieron dos aspectos en común: Constituir lugares de esparcimiento , para interrumpir el trabajo y descansar, y ser ámbito para supervisar las conductas, las relaciones entre pares, la dinámica de los grupos, etc.

El patio de la escuela es el lugar donde se produce el aprendizaje del uso del espacio público y de las relaciones sociales. Nos asaltan algunas preguntas y reflexiones sobre qué están aprendiendo realmente los niños y niñas en ese lugar y cómo podemos convertirlo en una oportunidad para el aprendizaje de los valores de nuestra sociedad.

Quizá sea elemental comenzar por hacernos algunas preguntas:

  • ¿Cuántas horas pasan las infancias en el patio?

  • ¿Qué valores aprenden los níños, niñas y adolescentes en este espacio?

  • ¿Qué oportunidades de juego, deporte y aprendizaje brinda el patio?

  • ¿Cómo podemos mejorarlo?

Resulta interesante en este sentido el estudio difundido por la Fundación Bofill sobre los patios escolares en Barcelona en el año 2010 y dirigido por Imma Marín: Els patis de les escoles: espais d’oportunitats educatives. En él se descubre que las intervenciones en el patio escolar son mínimas, tanto en lo que se refiere a sus infraestructuras como a la organización de juegos dirigidos. A pesar de ello, los niños y niñas se las apañan para jugar mayoritariamente, si bien también aparecen elementos de discriminación por género y por origen socio-cultural.

Cuando en un lugar común (el patio) la mayor parte del espacio se dedica a una sola actividad, se transmite el mensaje de la relevancia social de dicha actividad. En la mayoría de centros educativos esta actividad es el fútbol, practicada mayoritariamente por los alumnos varones y dominada por aquellos de más edad o más fuertes. Casi la totalidad de alumnas y una parte de los alumnos aprenden a ceder el lugar central del espacio público y a convertirse con el paso de los años en espectadores del juego que protagonizan sus compañeros. Los demás juegos quedan relegados a un segundo plano, tornándose invisible al resto.

Desde la visión de los adultos de la comunidad educativa, el patio es un lugar en el que debe primar la seguridad. En algunos centros se enfatiza el papel del deporte, lo cual es atractivo para muchos alumnos, pero relega los intereses de quienes prefieren un juego más tranquilo o menos competitivo.

Aunque no se intervenga en absoluto, en el patio escolar existe un currículum oculto desde el que se están transmitiendo unos valores. El patio es el espacio común del centro escolar, el lugar de esparcimiento donde se producen la mayoría de relaciones informales. En él se reproducen los roles y los valores del espacio público.

En este sentido, no hacer nada es hacer algo: las cosas continuarán como estaban y se mantendrá el statu quo. Ahora bien, ¿es realmente eso lo que queremos? ¿cómo podemos hacer del patio escolar un lugar en el que se transmitan cuestiones que, como sociedad, creemos trascendentales?

Como queda en evidencia, el patio es un espacio donde se enseña, donde se aprenden nociones elementales sobre lo público y lo privado. Es importante que el niño y niña se sienta mirado y alojado

Ser observado en el sentido estricto de la palabra no es malo sino todo lo contrario, significa que hay otros que nos miran, a quienes les importamos y cuyas miradas nos importan. Sobre estas aristas habría que estar atentos, y volver a poner esa mirada protectora y educativa en los patios.

BIBLIOGRAFÍA

  • "El monitor de la educación" Nº13. Agosto 2007. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

  • https://practicareflexiva.pro/repensar-patio-escolar/ por Mariana Morales Lobo.

IPA Espanya, Associació Internacional pel Dret dels Infants a Jugar Imma Marín (directora): Els patis de les escoles: espais d’oportunitats educatives. Fundació Bofill, estudis breus nº 31 (2010) http://www.fbofill.cat/publicacions/els-patis-de-les-escoles-espais-doportunitats-educatives

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