A lo Kandinsky (Parte II)
«Los violines, los profundos tonos de los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo. Vi todos mis colores en mi mente, estaban ante mis ojos. Líneas salvajes, casi enloquecidas se dibujaron frente a mí”
Kandinsky, 1913 (Ed. 1982, p. 364).
Estas fueron sus palabras, para expresar su primera experiencia sinestésica.
Todo sucedió tras asistir a la representación en Moscú de la colosal ópera Lohengrin de Wagner. El descubrimiento de estar en posesión de la facultad de tener percepciones múltiples causó una honda transformación en su manera de concebir sus creaciones.
A lo largo de la historia del Arte, se ha especulado y estudiado la relación entre pintura y música, unidas por los canales sensoriales que llevan a experiencias fabulosas para grandes y pequeños.
El siglo XX ha sido especialmente prolífero en pintores interesados en este ámbito como Frantisek Kupka, Paul Klee y Wassily Kandinsky, el creador que nos ocupa.
En su libro "De lo espiritual en el arte", el pintor nos refiere y ubica en esta íntima relación sensorial.
Amelia Alonso Ruíz, en su libro “El color de los sonidos” (Visión Libros. 2012) presenta las conclusiones obtenidas del estudio de “De lo espiritual en el arte”, estableciendo de este modo las correspondencias entre el color y el timbre de los instrumentos:
ROJO: Fuerza. Energía. Impulso. Suena a trompetas acompañadas de tubas.
AMARILLO: Excéntrico. Agresión. Agudo y penetrante como una trompeta tocada con toda la fuerza.
AZUL: Concéntrico. Introvertido. En su tonalidad mas clara corresponde a la flauta, azul medio al violoncello y el oscuro al contrabajo.
VERDE: Tranquilo. Sin matices. Tonos tranquilos de violín.
NARANJA: Campana llamando al ángelus. Barítono potente. Viola interpretando un largo.
VIOLETA: Corno inglés. Gaita. Cuando es profundo es un fagot.
BLANCO: Frío. Infinito. No-sonido. Pausa musical.
NEGRO: Silencio eterno. Musicalmente una pausa completa y definitiva.
Pero cabe preguntarse a esta altura...
¿QUÉ ES LA SINESTESIA?
La sinestesia es una facultad poco común que tienen algunas personas, consistente en experimentar sensaciones de una fuente sensorial a partir de estímulos de otra modalidad distinta. Expresado de una manera sencilla el sinestésico, por poner un ejemplo, puede oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o parezca tener la sensación: realmente se produce una contaminación de un sentido en otro. Kandisnky tenía la suerte de tener una respuesta sonora inmediata cada vez que tenía un color en su cabeza. Para él color y sonido eran una unidad indisoluble y el cuadro, la obra musical a componer.
Desarrollar propuestas que tiendan a presentar a nuestros alumnos un ambiente rico y estremecedor desde lo musical y sensorial les permitirá acercarse a esta experiencia, más allá de su capacidad innata o no de ser sinestésicos.
Vamos a pensar juntos algunas de estas ideas.
“Si la música no utiliza sonidos reales de la naturaleza como el viento en las hojas, el murmullo de los ríos o el canto de los pájaros, ¿por qué no habría de hacer él lo mismo con la pintura?”
PROPUESTAS SINESTÉSICAS A LO KANDINSKY
PRIMERA ACTIVIDAD
Forrar el piso de la sala con papel blanco o neutro, y poner a sonar Wagner, algunas de sus maravillosas melodías.
Cada niño tendrá un pincel y una paleta de colores, pudiendo dejar su rastro conforme lo lleve la música.
Tendremos entonces una composición grupal sinestésica.
Al dia siguiente, se les propone caminar descalzos con la misma música por la obra resultante.
SEGUNDA ACTIVIDAD
Elegís dos músicas, muy diferentes Podéis elegir dos estilos contrastantes: música clásica y rock duro o dos obras antagónicas dentro de la música clásica: El Requiem de Mozart y La mañana de Grieg, o Un fragmento de La primavera de Vivaldi y Treno a las víctimas de Hiroshima de Penderecki. Da igual, cualquier idea que se os ocurra estará perfecta.
Les das dos hojas en blanco y pasteles de colores a cada niño. Asegurate que el negro esté entre ellos. NO le teman al negro, expresa a veces mucho más que otro color.
Y una única pauta, deben pintar en cada uno de los folios lo que les provoque la música. No deben pensar, simplemente se tienen que dejar llevar por lo que allí están escuchando.
Luego, en ronda, compararán los resultados de acuerdo a la música.
TERCERA ACTIVIDAD
Observación de las obras de Kandinsky.
Selección personal de una de ellas.
Pensar una música que la identifica.
Utilizar diferentes materiales para representarla: hilos, tapas, plastilinas, témperas, y referir la música como unión entre color y movimiento.
IMPORTANTE
Hay mucha tela para cortar "a lo Kandinsky". Muchas corrientes e ideas que suponen trabajar desde la matemática y la forma, por ejemplo. Yo considero en este recorrido y en todos los que se valen por sí mismos que hay un peso intrínseco, donde salir a buscar contenidos que congenien sólo lleva a desvirtuar.
¡Vivamos la música y el arte con Kandinsky, que para aprender formas geométricas ya pensaremos otra entrada de blog!
«El color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es el teclado. El alma es el piano con muchas cuerdas.
El artista es la mano que por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana”.(De lo espiritual en el arte)
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