Las efemérides: Demasiada tela para cortar.
Se acerca el 25 de mayo.
Una escena parece repetirse en todas las Instituciones Educativas: niños ensayando, maestros nerviosos, padres con cámaras fotográficas, miles de notas en los cuadernos (¿el pañuelo debe ser 20x30 o si es 20x35 sirve también?), música resonando, micrófonos que fallan, rostros tensos, ufff...
Todos los niveles parecen estar sumergidos en esta vorágine.
Hemos avanzado tan profundamente en tantos aspectos de nuestra práctica educativa, mientras que otros parecen estar estáticos, quietos en el tiempo como un peinetón acartonado en la cabeza de una dama antigua...
Somos capaces de comprender que un niño en Nivel Inicial aún se encuentra construyendo nociones espaciotemporales relativas a su vida, a su cotidianidad, a su pasado inmediato, pero insistimos en exponer cuestiones históricas que superan los dos siglos atrás...
Somos capaces de reconocer que un niño en Nivel Primario puede comenzar a comprender algunas cuestiones relativas a contextos históricos y políticos diferentes al actual, pero nos seguimos quedando en los pregones...
Somos capaces de reconocer que un alumno de Nivel Secundario puede discernir aspectos relativos al orden social, a los derechos humanos, a las revoluciones socioculturales que atraviesan la historia de todo país en dinamismo, pero continuamos con las líneas de tiempo desde la fundación del Buenos Aires hasta la época del Virreinato.
Toda historia que nos convoca como país debe ser conocida, estudiada, analizada. Es quizá un precepto que no tiene discusión alguna.
Mi pregunta es: ¿Somos capaces de rever las formas en las que proponemos situaciones de enseñanza? ¿Podemos rediseñar el acartonamiento con el que hemos sido sometidos nosotros mismos en nuestro trayecto de aprendizaje?
Es que es quizá en estos momentos donde más se pone en juego el alumno que fuimos, en contraposición con el docente que somos.
No es imprescindible que en una sala de Jardín encontremos imágenes de la época colonial. Sabrán ustedes que el hecho que el niño repita algunos de los vocabularios que le proponemos no los hace tesoreros de su significado. Es realmente imposible transformar estos aprendizajes en algo sostenible en el tiempo, será como una hoja que permanece en el lugar y luego vuela, llevada por el viento.
Sí es imprescindible presentar situaciones de enseñanza significativas, que vayan allanando el camino a contenidos posteriores, sobre todo en las salas de 4 y 5 años. Porque lo más importante, y en esto debemos coincidir todos, es que el niño comprenda"que hay un clima festivo que a todos nos convoca, hay algo para festejar y todos parecen coincidir en eso, y me sumo como niño, quizá mañana lo comprenda mejor, quizá mañana sepa de que se trata, por ahora bailo, con mis dos o tres o cuatro años, por ahora festejo y allí está la clave de todo esto".
No se trata de desconocer raíces sino de todo lo contrario. No podemos forzar a nuestros alumnos a vivenciar aspectos que escapan a su edad evolutiva.
Niños pequeños disfrazados, pintados, incómodos con sus ropas voluminosas, tratando de sobrevivir a las cámaras fotográficas y al estrés del momento.
Lo mismo pasa en los otros niveles. Niños recitando pregones, vistiendo ropas que no tienen relación con la época (¿Sabían que el miriñaque es de la época de Rosas? En 1810 se usaba el estilo francés napoleónico, ropas sencillas, más al cuerpo).
Hoy, como portadores de nuevas miradas en materia de Educación, tenemos una deuda pendiente en las Efemérides.
¿Planteamos a nuestros alumnos situaciones de aprendizaje que respeten su edad?
¿Consideramos que algunas de las actividades que realizamos son para satisfacción de los padres y poco tienen que ver con el placer de los niños?
¿Proponemos comparaciones, observaciones, desarrollo de habilidades que atraviesen las efemérides y dejen su huella para cualquier análisis histórico que se plantee?
Cada uno será capaz de responder a estas preguntas, quizá muchos estén o estemos en el camino de una nueva mirada, quizá muchos estén o estemos aún andando en carreta por este camino...
Mientras tanto, les dejo algunas propuestas:
Las salas más pequeñas pueden trabajar con talleres. Invitar a los padres a cocinar, compartir un festejo entre todos, bailar padres y niños alguna música típica sin ensayos ni ropas. Esto los ayudará a construir la idea: hoy todo es un festejo.
Las salas más grandes pueden trabajar con imágenes de arte, sugiero Fígari o Molina Campos, para poder iniciarse en la observación y la comparación. La dinámica del taller, aunque los niños tengan 4 y 5, pareciera ser apropiada para sacarle rigidez al momento y compartir la misma idea que los más pequeños. Sólo que aquí podemos comenzar a jugar un poco con lo que fue y ya no es: los transportes, las casas, las ropas. Es una buena idea quizá trasponer a su vida, lo que fue y ya no es, lo permanente, lo transitorio, lo que cambia. Nunca perder de vista que es una iniciación. Como cierre, un baile con rondas, un festejo, cocinar una torta, o aprender una poesía. Si las actividades planteadas fueron ricas, el momento de cierre cae por si mismo. No es necesario ensayar, sino mostrar aquello que aprendimos.
En cuanto a los alumnos de Primaria, las editoriales hoy en día han trabajado en excelentes ejemplares que permiten trabajar desde la literatura aspectos históricos de nuestro país (Les dejo galería con sugerencias al final). A partir de ellos surgirán seguramente el actividades que desarrollen habilidades de pensamiento, de indagación, de autogestión. Hay palabras que se desprenderán como libertad, igualdad, identidad. El debate posterior seguramente será de tal riqueza que ya no necesitaremos ensayos ni caritas pintadas con corcho.Hoy en día pueden transmitir con claridad aquello que han aprendido y esa es nuestra mayor ganancia.
Después de todo, aquello que comienza en las salas pequeñas como la sensación de que hay algo que nos une y que festejamos, que continúa con las salas más grandes como un inicio en el conocimiento de lo que fue y ya no es puede reflejarse en los alumnos más grandes en el análisis de una libertad lograda que debe sostenerse con responsabilidad y trabajo, la igualdad que nos une como argentinos y que no desestima el hecho que todos seamos diferentes y una identidad como país que debe defenderse cada día.
Habremos transitado airosos las efemérides sin morir en el intento.
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