¿Es la E, la S o la I?
En estos tiempos, en los que la Educación Sexual Integral ya lleva más de una década en el marco legal de nuestras prácticas, aún nos cuesta hablar de ciertas cosas...
¿Será la E de Educación? La convocatoria a un espacio de propuestas pedagógicas orientadas a distintos ejes, al cuidado del propio cuerpo, la percepción del otro y de uno mismo, y tantos otros contenidos y habilidades que atraviesan.
¿Será la S de Sexual? La incorporación de la dimensión sexual como un aspecto que atraviesa la vida desde el nacimiento, que se relaciona no solamente con el acto sexual sino con concepciones mucho más profundas.
¿Será la I de integral? La visión holística del niño y la niña, del sujeto de derecho, del adolescente, del ser humano que aspira como todos a ser visto y respetado en su integridad.
Cuando comenzamos a pensarnos como actores en esta Educación Sexual Integral, como garantes de acceso al derecho, es necesario compartir una revisión casi exhaustiva que nos permita reconectarnos con nuestra propia historia, nuestro propio camino transitado, nuestra propia sexualidad...
¿Cómo viví el encuentro con quien soy? ¿Cómo ha atravesado la sexualidad mi vida desde sus inicios? ¿Fui respetado, escuchado, sostenido, cuidado?
Para un trabajo mancomunado y respetuoso con la comunidad educativa que nos convoca, es imprescindible debatirnos con piedad pero sin pausa, entender lo que el marco legal nos ofrece y vivenciar con familias y docentes esa idea de puente necesario que debe tenderse para que nuestros niños y niñas, adolescentes, futuros adultos, caminen seguros en el ejercicio del derecho.
La visión del continuo de aprendizaje, ayudará a todos los actores a comprender finalmente que lo que se sienta como base en la primera infancia, contribuye a lo que todos queremos para nuestros niños y niñas en el futuro: adolescentes y adultos responsables, que sean capaces de vivir su sexualidad con cuidado y plenitud, que colaboren en la construcción de una sociedad más justa donde los estereotipos sean historia, ninguna condición condicione, ningún origen castigue y donde podamos vivir en una maravillosa conjunción de diversidad, como un campo lleno de flores, todas ellas con distintos aromas y colores, únicas por donde se las mire...
“El rechazo por la diferencia, la imposibilidad de percibir con naturalidad los diferentes aromas de las flores, ha sido el combustible para las grandes tragedias de la humanidad. Si quieres paz, educa el respeto por la diversidad, barriendo con los estereotipos como si fueran plagas.”