¿Evaluar o no evaluar en cuarentena?
¿Podemos evaluar?
¿Qué vamos a evaluar?
EVALUACIÓN
Atribución o determinación del valor de algo o de alguien.
Valoración de conocimientos, actitud y rendimiento de una persona o de un servicio
Hemos acordado la necesidad de pensar una Nueva Escuela.
La Escuela en tiempos de pandemia nos ha puesto en jaque a los docentes, a los padres y a los alumnos, en relación a lo que se enseña y en relación a lo que se espera.
No obstante, en su desesperado manotazo de ahogado se continúan pretendiendo algunas formas clásicas de enseñar y evaluar, bajo el nombre "valoración pedagógica".
Valorar algo significa necesariamente otorgarle un valor, cuanti o cualitativo.
Significa suponer una respuesta por parte de un otro, un aprendizaje probable o al menos intuíble.
¿Es posible en esta situación de virtualidad y de no presencialidad garantizar y poner en valor los aprendizajes de los niños? ¿Qué instrumentos o herramientas usar para hacerlo?
¿No significa de alguna manera marcar una vez más la frontera entre el que ha participado y el que no, más allá de que en este último grupo haya niños cuyo grado de participación no sea acompañado por la familia?
Quizá en definitiva en lo que nos estemos equivocando sea en el nombre de lo que pretendemos hacer en este momento.
La evaluación permite siempre un análisis no solamente de los datos concretos y evidencias que recojamos a través del camino recorrido, sino que también permite la producción de conclusiones para ser compartidas con todos los actores.
Influye en la toma de decisiones del ciclo siguiente, en este momento podremos pensar... ¿Cuál será el ciclo siguiente? ¿Estaremos hablando de un segundo cuatrimestre virtual o de un ensamble con lo presencial?
Será interesante detenernos en el proceso y no solamente el resultado, por eso generar una instancia de evaluación conjunta que permita expresar a los actores cómo se sintieron más allá de la evidencia recogida y del abordaje de los indicadores propuestos.
Así mismo, es considerable la evaluación en proceso, las que nos permitirá ir registrando desde el plano de acción con padres y alumnos y desde el plano de la gestión en torno a la participación docente, a los obstáculos, logros y aspectos a mejorar.
Se tratará en todo momento, que la instancia evaluativa aparte de ser permanente promueva una instancia de diálogo, comprensión y mejora, como nos aporta Santos Guerra.
Será importante general espacio y tiempo para evaluar, evaluarse y co-evaluarse, tarea que convoca a la gestión, y que permitirá ir mejorando la implementación de este plan de acción, que pretende un cambio de rumbo y un trabajo colaborativo de gran valor para la comunidad educativa toda.
Por lo tanto, sostengo que lo que nosotros debemos proponer es un análisis situacional. Una instancia co-evaluativa entre docentes para poner sobre la mesa la riqueza de la propuesta, más allá de la respuesta obtenida.
Ver cómo nos hemos sentido, analizar si es que se requiere el grado de respuesta por parte de las familias a modo de dato, sin perder de vista que nuestra garantía en la toma de acción durante esta cuarentena está dada siempre desde la intencionalidad educativa.
Hoy es prácticamente imposible asegurar el logro de aprendizajes concretos por parte de los alumnos, sobre todo en los más pequeños.
Por eso analizarnos y co-evaluarnos, queridos colegas, es para mí poner el acento en todo lo que podemos hacer: trabajar denodadamente por ello, de manera casi altruista, más allá de la respuesta.
[1] GUERRA, Santos. 1995. La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Málaga, España. Ed. Alibe.