MusicARTE
Kandinskear con los niños implica percibir la nota de color en cada nota de sonido.
Significa cerrar los ojos e imaginar caminos cromáticos que dejan su huella a cada paso, como si los sentidos se entrecruzaran y ya nada quedara encerrado, sino libre, con una libertad repleta de colores...
Nosotros no podemos esperar que nuestros niños sean sinestésicos, pero sí podemos ofrecerles muchas oportunidades de combinar arte plástico y música, para que puedan acercarse a una experiencia sinestésica.
¿QUÉ ES LA SINESTESIA?
Como ya desarrollamos en otras entradas, la sinestesia es una facultad poco común que tienen algunas personas, consistente en experimentar sensaciones de una fuente sensorial a partir de estímulos de otra modalidad distinta. Expresado de una manera sencilla el sinestésico, por poner un ejemplo, puede oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o parezca tener la sensación: realmente se produce una contaminación de un sentido en otro. Kandisnky tenía la suerte de tener una respuesta sonora inmediata cada vez que tenía un color en su cabeza. Para él color y sonido eran una unidad indisoluble y el cuadro, la obra musical a componer.
Desarrollar propuestas que tiendan a presentar a nuestros alumnos un ambiente rico y estremecedor desde lo musical y sensorial les permitirá acercarse a esta experiencia, más allá de su capacidad innata o no de ser sinestésicos.
Vamos a pensar juntos algunas de estas ideas.
“Si la música no utiliza sonidos reales de la naturaleza como el viento en las hojas, el murmullo de los ríos o el canto de los pájaros, ¿por qué no habría de hacer él lo mismo con la pintura?”
La percepción que tenemos del color es algo de un carácter intrínsecamente visual: podemos imaginarlo y reconocerlo en los objetos, y en la naturaleza de todas las cosas que nos rodean. Sin embargo, para algunas personas el color es algo que expande sus horizontes mucho más allá: una experiencia multi-sensorial, inherentemente ligada al sonido, a la textura, al gusto, a las formas… Se trata de un fenómeno neurológico, que ya ha sido bautizado con el nombre de sinestesia y, de hecho, se estima que un afortunado cuatro por ciento de la población mundial la tiene. Es una experiencia sensorial involuntaria, de la cual llegan a distinguirse hasta setenta tipos distintos de esta rareza neuronal: desde aquella que permite saborear el tiempo hasta la que es capaz de permitir oler una sinfonía. Una forma radicalmente diferente de ver y sentir el mundo y, por supuesto, también una nueva y infinitamente fascinante perspectiva des de la que hacer arte. El cantante y compositor Pharrell Williams afirmaba no hace mucho en una entrevista que la sinestesia es algo que tienen casi todos los artistas. Desde Vincent van Gogh a Marilyn Monroe.
Es importante que se puedan contemplar instancias donde nuestros niños, alumnos o hijos, puedan acercarse a la experiencia sinestésica...
¿Cómo?
Ofreciendo variedad de estilos musicales mientras dibujan o pintan.
Rock, música clásica, música contemporánea...
Proponerles fondos acuarelables que les permitan, una vez seco, dejar los "caminos o líneas" de color que la música les produce.
Favorecer la creatividad con el cuerpo: bailar o cantar antes de dibujar, no encerrarse en la necesidad de que dibujen o pinten sentados. Y con esto no me refiero a tener caballetes: sino a permitirles el movimiento, mientras crean.
Brindarles videos como el que adjunto, para que puedan ir siguiendo los rastros musicales del color.
Después de todo, para kandinskear un poco y ser un poco sinestésicos, lo primero que debemos asegurarnos es la música, el movimiento y el color.