La industria del Juguete
El Juego constituye el eslabón principal de la Primera Infancia.
Un niño sano se vincula con el mundo a través del juego, desde el momento que comienza a arrojar los sonajeros y cuanto elemento se le obsequia a los primeros meses, expectante de la reacción del adulto que acompaña.
Un niño encuentra un juego en todo lo que lo rodea, y es capaz de encontrar juguetes en los objetos más insolitos y cotianos.
La Industria del Juguete ha crecido monumentalmente en las ultimas décadas. Lejos quedaron las muñecas de porcelana de nuestros padres. Ahora las jugueterías se abren ante los ojos de los niños como un sinfín de estímulos sensoriales que despiertan precipitadamente a mi gusto la conducta compulsiva.
El Juego debe propiciar un momento de imaginación y un mundo de fantasía donde el niño, además de disfrutar y crear, irá también elaborando vínculos y redes de salud psicológica.
Los juguetes diseñados para dar respuestas inmediatas llenas de luces y sonidos, obnubilan esta capacidad innata creativa del niño. Nos encontramos entonces frente a juguetes de marcas reconocidas que pretenden una "estimulación temprana" de los niños ofreciendo números y letras en estructuras de juego para infantes de uno a tres años de edad. Mi pregunta como docente y madre sería ¿Es necesario? ¿Pensamos que
nuestros hijos aprenderán más y mejor si una mesa de juego les enseña el abecedario en inglés?.
Cuanto más explícito sea el juguete, menos trabajo de imaginación tendrá el niño.
Desarrollar el juego simbólico implica presentar una serie de materiales que le propongan otorgar siginificado al juguete y a la situación lúdica. Por ejemplo:
Elementos de cocina: cucharas, espátulas, moldes, cacerolas.
Bloques de madera de diferentes tamaños.
Legos.
Masas de diferentes texturas, con tapitas, palitos, y cuando son más grandes, piedras pequeñas.
Tubos de cartón.
Retazos de tela.
Estoy segura que se les ocurrirán muchas cosas más.
El costo económico es mucho menor, y el beneficio emocional, intelectual y sensoperceptivo para los niños será infinitamente mayor.
Llámenlo juego eurístico, Montessori, podemos ponerle el nombre que quieran. Lo cierto es que nuestros padres jugaban con vasos e hilos a comunicarse antes aún que existieran estas corrientes pedagógicas. Eran capaces de crear un juego con chapitas, ramas y cartones. Utilizaban el capital común para todo niño: el poder de su imaginación.
Si un juguete no es capaz de promover el juego creativo y potenciar la imaginación, no vale ni siquiera un centavo, por más luces y sonidos que tengan.
Será interesante pensarlo a la hora de elegir.
